Un acceso a la responsabilidad

Un acceso a la responsabilidad

Artículo de opinión sobre el Pasaporte covid publicado en Heraldo de Aragón el miércoles, 24 de novimebre de 2021  

Javier García Tirado, presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza. 

 

El pasaporte covid nació a nivel internacional para posibilitar la circulación de viajeros en el entorno de la pandemia. Basado en la acreditación de una vacunación completa de la persona, pretende ser una herramienta que brinde un mínimo nivel de protección epidemiológica asociada a la potestad de la movilidad individual y colectiva. La vacunación subyace, por tanto, en las diatribas que genera su posible uso obligatorio.

Cuando las vacunas se desarrollan de forma fulgurante, fundamentadas en la investigación previamente consolidada, ante la acuciante necesidad de armas para detener el azote de la pandemia, entiendo como ser humano las reticencias y recelos de buena parte de la población: era todo tan desconcertante y vivíamos tal distorsión de la realidad en medio de aquella conmoción, que la falta de un desarrollo experimental más amplio, convencional y, sobre todo, garantista alimentó muchas dudas en la población, sintiéndose atemorizada entre la espada mortífera de la covid-19 y la pared incierta de la vacunación. Este terreno abonado ha fomentado la formulación de infinidad de especulaciones infundadas que se han difundido potenciando el rechazo a la vacunación de una parte de la población. 

Sin embargo, a estas alturas, tras más de tres mil millones de personas vacunadas en todo el mundo (42% de la población mundial), de los que 38 millones corresponden a España, podemos decir con certeza que dichas vacunas son  seguras y eficaces en la prevención de la transmisión del virus, para el que carecemos de tratamiento específico efectivo (como ocurre para buena parte de los virus). Es evidente que no es un remedio infalible, el hecho de estar vacunados no nos exime absolutamente del riesgo de contraer y poder transmitir la infección; sin embargo, la evidencia observada nos permite decir que la gravedad y virulencia de síntomas provocados por la infección son claramente menores en las personas vacunadas, y que el potencial transmisor de la infección es del mismo modo inferior.

Queda clara pues la importancia de la vacunación en la lucha sin cuartel contra la pandemia, porque desgraciadamente sigue sin dar cuartel. Y en este estado de cosas, ante esa parte de la población reticente a la vacunación por propia convicción a pesar de los hechos, creo que la obligatoriedad del pasaporte covid puede ser una medida que acabe de decidir a vacunarse a buena parte de ese grupo. Es cierto que no es una panacea ni carece de críticas: el hecho de estar vacunado no exime de riesgos, como ya se ha apuntado, y por tanto las personas vacunadas deben mantener las medidas de precaución establecidas en función del nivel de alerta, o de lo contrario el pasaporte puede perder su sentido al transmitir una falsa seguridad; por otra parte, las personas que por razones ajenas a su voluntad no han podido ser vacunadas se verán marginadas injustamente en las situaciones que exijan disponer del pasaporte, atentando contra el principio de equidad (este número de personas se antoja mínimo en nuestro entorno); el pasaporte covid debería ser dinámico para incorporar la información sanitaria individual en función de la evolución de la situación.

Otra crítica deriva de la contraposición ya clásica entre los derechos individuales y colectivos, cuestión trascendente sin duda que hasta ahora no se ha podido dirimir de forma absoluta, y probablemente no tenga cabida esa prioridad absoluta de los unos sobre los otros, y la priorización deba establecerse en función de cada situación concreta. Así, en este caso el derecho individual de la persona a decidir sobre su propia salud se vería coaccionado al estar obligado a vacunarse por la imposición del pasaporte covid si se desea a su vez mantener unas pautas de vida determinadas (viajar, frecuentar espacios públicos cerrados, e incluso en algunos países se condicionan la actividad laboral). Pero no es menos determinante que la importancia para la colectividad de conseguir una inmunidad global eficaz frente a una amenaza de tal magnitud y gravedad está seriamente condicionada por la aceptación individual de todos sus componentes para ser vacunados, de tal manera que la repercusión de las decisiones individuales en el colectivo social tiene una trascendencia que considero que nos obliga a todos por un principio esencial de solidaridad con ese interés universal, y supeditado al mismo.

Como reflexión final, considero que la obligatoriedad del pasaporte covid facilitará el viaje más importante que debemos hacer los seres humanos a cada instante: un viaje hacia nuestro fuero interno, que en el caso de la covid-19 nos conduzca hacia la conciencia de nuestra responsabilidad e implicación individual para lograr el éxito colectivo frente a esta terrible pandemia que no cesa.